Cuando organizamos nuestra boda y, con ella, nuestro futuro matrimonio, nos negamos a considerar la posibilidad de que algo pueda salir mal. Que, en un momento dado, sea dentro de dos años, de cinco, de quince o de cincuenta, se acabe el amor, o cada miembro de la siempre sólida pareja decida que necesita seguir [Leer más]

Un divorcio mal llevado puede convertirse con extrema facilidad en un trauma. Esto es así y de nada sirve negar la realidad. Por mucho que el trámite sea en general burocrático y una cuestión legal, al igual que el del matrimonio, ambos procesos están ligados a una situación vital íntimamente vinculada con la esfera emocional [Leer más]