Contextuales
23 de Julio de 2020 | 12:53
Mobiliario

Un armario para el dormitorio de un adolescente

La habitación de un adolescente no es menos importante que el dormitorio principal de una casa, pero muchos padres y madres cometen el error de pensar que no es así en la toma de decisiones más simple, como la relativa a la decoración, o a la inversión en muebles fundamentales para cualquier habitación privada, como por ejemplo los armarios. Para empezar, no podemos tratar al o a la adolescente como si no tuviera poder de decisión por el simple hecho de ser menor de edad, ya que es una persona, entrando además en una edad en la que necesita su importante resquicio de privacidad y libertad personal. Esto empieza por tomar sus propias decisiones sobre su cuarto.

No solo no deberíamos exigirle a un adolescente que no empapele las puertas de los armarios empotrados que haya en su habitación con póster o fotografías personales, ya que esa es su vida y esa es su personalidad; es que tampoco tenemos que decirle qué tipo de muebles debería tener en su cuarto, y de qué manera los debería colocar. Las madres y las padres adquirimos el mal hábito de meternos en la vida de nuestros hijos por el mero hecho de que una vez, hace años, fueron bebés y niños pequeños completamente dependientes de los adultos, pero eso no es eterno.

De modo que, cuando nuestro hijo o nuestra hija, entra en la difícil adolescencia, debemos cambiar el chip y nuestra perspectiva. Debemos aprender a dialogar y a negociar, a preguntarle qué es lo que desea, a llegar a acuerdos que satisfagan a las dos partes. Por supuesto, aunque el adolescente quiera un mueble concreto, sigue siendo una persona económicamente dependiente de sus padres, de modo que no todo es posible. Pero, en esos casos, debemos razonar con él o ella sobre la necesidad de buscar precios de armariosque sean más asequibles para la economía familiar.

Si sabemos hacerlo bien, lo entenderá, y finalmente el joven y la joven que vive bajo nuestro techo, escogerá opciones más económicas, pero que sean al mismo tiempo sus decisiones personales sobre su dormitorio privado.