Contextuales
22 de Noviembre de 2022 | 14:23
Accesibilidad

Rampas, salvaescaleras o recursos de movilidad

Las personas que no pertenecemos al colectivo de movilidad reducida, es decir, un elevado porcentaje de la población española, deberíamos aprender a pulir nuestros ejercicios de empatía poniéndonos en la piel de la gente que sí forma parte del mismo. En primer lugar, son personas variadas: desde gente con situaciones físicas crónicas que necesitan desplazarse en silla de ruedas de manera permanente, hasta personas que se encuentran temporalmente en esa situación por accidentes, y que a lo mejor sobre todo necesitan muletas. También, personas de todo tipo y condición, jóvenes que se incluyan en alguna de esas condiciones o, muy importante, personas mayores, las cuales a partir de cierta edad empiezan a experimentar problemas de movilidad realmente graves que las obligan a utilizar bastón a diario y que les impiden utilizar las escaleras como antes.

Según cada persona y cada situación, hará falta uno u otro recurso de movilidad; desde ascensores y rampas, hasta barras y sillas salvaescaleras. Si nos preguntamos cuál es mejor, la respuesta es: ninguno. Todos ellos son útiles, necesarios y complementarios entre sí. Un edificio público con ascensores accesibles, es decir, cuyas medidas de altura, anchura y fondo están preparadas para albergar cómodamente sillas de ruedas, no puede prescindir de las rampas que den acceso también a las plantas principales del edificio, sobre todo si hay que sortear una serie de escalones exteriores para poder llegar a ellas. De igual modo, la presencia de estas dos ayudas no exime de la responsabilidad de colocar barras de apoyo en baños; y, desde luego, fundamentalmente en viviendas y edificios de acceso privado, las salvaescaleras son una responsabilidad ineludible.

En definitiva, una sociedad accesible que lo sea realmente y que comprenda la necesidad social de serlo, no escatimará en los gastos utilizados en la adquisición de estas necesidades de movilidad; por no mencionar otras que caen dentro de otras discapacidades, como la intelectual o la sensorial. En el caso de la edificación de los edificios de viviendas, indagar en precios de salvaescaleras e instalar una, es crucial; y en el caso de cualquier espacio en general, los otros recursos son particularmente vitales y prioritarios.