Contextuales
27 de Febrero de 2019 | 12:58
Psicología

Psicología, feminismo y antirracismo

Los movimientos sociales que surgieron en la segunda mitad del siglo XX, como el feminismo o el antirracismo, no surgieron de la nada. Hay una serie de realidades materiales, históricas y sociales en las que germinaron las semillas de esas luchas, que surgieron en un contexto muy apropiado. En otras palabras, cuando tenían que aparecer. Las personas detrás de la organización de esos movimientos, es decir, la gente que prende la chispa, es normalmente gente formada que ha leído y ha investigado sobre los temas que pretende revolucionar. Muchos de esos textos son tratados filosóficos y manuales de psicología, pues desbaratan las teorías racistas y sexistas de otras épocas.

Por eso es tan fundamental la filosofía, que nos permite reflexionar sobre el conocimiento del mundo en abstracto; y la psicología, que nos conduce a conocer la mente humana, su estructura y su funcionamiento, algo que incide de manera directa en la creación de las sociedades modernas. ¿Cómo podríamos luchar adecuadamente contra el racismo sin las teorías de Jung y por ende su psicología junguiana, que establece el arquetipo como componente fundamental de un inconsciente colectivo común a todas las culturas, tanto colonizadoras como colonizadas? ¿De qué manera comprenderíamos la lucha feminista sin los conceptos de alteridad y trascendencia de Simone de Beauvoir cuando habla de la mujer?

Cualquier persona con auténticas ganas de luchar activamente en un movimiento debería formarse, es obligatorio. No basta con querer cambiar las cosas, hay que tener herramientas para cambiarlas. Cada cual elegirá el método de adquisición de conocimientos que más le satisfaga. En el caso de Jung, se puede extraer información muy buena de la web de la Sociedad Española de Psicología Analítica. En cuanto al feminismo, realmente SEPA también es una herramienta muy buena para hablar de los arquetipos comunes de hombres y mujeres, o del constructo del género como arquetipo en sí mismo. Pero también es importante leer a feministas de esta y de otras épocas. No solo a Beauvoir, sino también a Serano, Davis o Varela. Todas ellas ofrecen puntos de vista parecidos pero diferentes, y eso enriquecerá la formación activista.