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6 de Noviembre de 2025 | 10:03
Opinión

Leopoldo Arnaiz aboga por un urbanismo colaborativo y tecnológicamente avanzado

Entrevista con Leopoldo Arnaiz Eguren, presidente de Arnaiz, firma líder en planificación territorial y desarrollo inmobiliario global

Las ciudades del futuro se están configurando hoy. La llegada de la inteligencia artificial (IA) y los gemelos digitalesha introducido una nueva dimensión en la forma de entender el urbanismo. Estas herramientas permiten analizar los territorios con mayor precisión y anticipar sus transformaciones, pero también plantean desafíos en cuanto a coordinación administrativa y gestión de datos. En esta entrevista, Leopoldo Arnaiz Eguren, presidente de Arnaiz, analiza el impacto de la IA en la creación de espacios más sostenibles, eficientes y habitables, y reflexiona sobre los cambios que necesita el modelo urbano actual.

¿Por qué considera que debemos replantear la manera en que planificamos nuestras ciudades?

 El territorio humanizado está expuesto a una gran cantidad de variables. Una actuación en una zona puede tener efectos no previstos en otras. Por eso, necesitamos un análisis integral que permita aprovechar el suelo de manera lógica, respetando los límites naturales y atendiendo a la topografía, el clima y las infraestructuras.

Desde Arnaiz, estamos convencidos de que una planificación bien estructurada mejora la gestión, reduce los costes y eleva la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, la actual distribución de competencias territoriales impide un análisis conjunto del espacio. Es momento de revisar este modelo, ya sea mediante una reforma legal que simplifique responsabilidades o mediante el uso de nuevas tecnologías que reduzcan conflictos, tiempos y costes, contribuyendo además a la adaptación frente al cambio climático.

¿Qué papel desempeña la inteligencia artificial en este proceso?

 La IA y los gemelos digitalesofrecen una oportunidad sin precedentes para evaluar las consecuencias de los proyectos antes de su ejecución. Gracias a estas herramientas, es posible simular cambios, prever resultados y medir el impacto de cada acción sobre los futuros desarrollos urbanísticos.

El reto está en fomentar la confianza y la cooperación entre los productores de datos y las administraciones que los gestionan. Hoy todavía es más fácil elaborar una base de datos mediante imágenes aéreas que aprovechar la información que generan los organismos públicos. Si superamos esa barrera, podremos aprovechar plenamente el potencial de la inteligencia artificial en la planificación territorial.

Los gemelos digitales permiten visualizar cómo evolucionará una ciudad en función de su estado actual. No solo muestran la forma física de los edificios o calles, sino también su funcionamiento, lo que hace posible proyectar escenarios como el coste de mantenimiento de zonas verdes o la demanda energética en nuevos barrios de viviendas.

¿Qué tipos de IA se están aplicando ya en el ámbito urbano?

En los proyectos de Smart City impulsados por los fondos Next Generation, la IA se usa para procesar enormes cantidades de datos. Aun así, el gran salto vendrá cuando se aplique para controlar los cambios territoriales y evaluar la viabilidad de los proyectos de forma automática y precisa.

El Ayuntamiento de Madrid trabaja actualmente en un sistema que revisa los modelos BIM de construcción para verificar su cumplimiento con la normativa urbanística. También se está empleando IA en la gestión del tráfico urbano, analizando patrones de circulación, ajustando los semáforos y mejorando la movilidad tanto de vehículos como de peatones.

¿Qué diferencia a la IA de otras herramientas digitales del urbanismo?

 El urbanismo sigue siendo, ante todo, un proceso participativo que se traduce en un plano sobre el territorio. Lo que ha cambiado es la forma de representarlo: las herramientas CADy GIS han sustituido el dibujo manual, y los documentos se consultan ahora de manera digital.

Sin embargo, los intentos de digitalizar los planes urbanísticos aún chocan con la necesidad de un marco jurídico sólido. Un ejemplo destacado de avance fue el Programa de Urbanismo en Red, promovido por Red.es y diseñado por Arnaiz, que permitió estandarizar la información territorial. La IA, en el futuro, facilitará la detección de oportunidades de desarrollo que hoy dependen casi exclusivamente de técnicos con gran experiencia normativa.

¿Qué ciudades están aplicando IA con buenos resultados?

 Estocolmo ha implantado sistemas de transporte inteligentes que ajustan los semáforos en función del tráfico, reduciendo la congestión y optimizando el transporte público. En Barcelona, la IA se integra en el modelo de Smart City, donde la participación ciudadana permite reportar incidencias en el espaciopúblico, logrando respuestas municipales más rápidas.

Singapur, pionera en planificación urbana digital, ha desarrollado una plataforma que combina datos de tráfico, clima e infraestructuras. Gracias al análisis de Big Data y la IA, las autoridades anticipan el crecimiento urbano, gestionan los recursos con mayor eficiencia y evitan el desarrollo desordenado de sus ciudades.

¿Qué riesgos implica dejar ciertas decisiones en manos de algoritmos?

 Tomar decisiones automáticas que afectan a grandes grupos de personas siempre implica riesgos, pero no decidir también lo es. En el diseño urbano, las decisiones suelen ser a largo plazo y se basan en procesos participativos. En este contexto, la IA simplifica tareas técnicas y aporta precisión, pero no sustituye el juicio humano ni la toma final de decisiones.

¿Cómo imagina el futuro del urbanismo apoyado en inteligencia artificial? Para Leopoldo Arnaiz, el futuro del urbanismo pasa por un uso inteligente de los datos. La IA permitirá conectar la información de los sistemas territoriales con los cambios reales del entorno, integrando la colaboración de gobiernos, empresas y ciudadanos. El resultado serán ciudades más sostenibles, eficientes y habitables, con espacios y viviendas adaptados a las necesidades del futuro y capaces de responder a los retos climáticos y sociales del siglo XXI.