Contextuales
23 de Agosto de 2019 | 09:00
Centros de desintoxicación

La delimitación del concepto de droga

A día de hoy, tenemos un problema para delimitar el término «droga». Desde el punto de vista de la legalidad o la ilegalidad, o más bien, de lo que es legítimo comercializar o no, hay drogas que dejan de ser tales para convertirse en bebidas o productos de ocio. El alcohol es el paradigma de esta realidad, puesto que, si bien puede conducir a una adicción tan peligrosa como el alcoholismo, para la cual existen incluso centros de desintoxicación de alcohólicos, no cabe duda que su consumo masivo no está mal visto, ni siquiera, en aquellos casos en los que puede conllevar peligro social inminente. ¿Doble moral o sentido social práctico? El debate está servido.

Sin embargo, no hemos respondido a la pregunta principal, la cuestión que nos atañe en esta reflexión. ¿Existe o no, un concepto bien delimitado de lo que es una droga? La respuesta es no. Sucede que, en realidad, los patrones de adicción no surgen de la nada, tienen su origen en trastornos mentales de mayor calado en la mayoría de los casos. Por eso no todas las personas que beben alcohol se convierten en alcohólicas, ya que su consumo, además de ser esporádico, es recreativo.

Sin embargo, las personas que beben alcohol para paliar problemas de ansiedad o menguar su tristeza, tienen problemas psicológicos que van más allá de la cuestión de cómo dejar el alcohol, y sin duda, no serán capaces de dejarlo del todo si no van a la raíz del problema. Esa raíz es una salud mental deficiente. El problema principal reside en el hecho de que, en nuestra cultura, la salud mental sigue siendo un tabú. Rara vez se habla de un trastorno de personalidad, depresión grave, o ansiedad generalizada, sin considerarlo un capricho de la personalidad o el carácter del individuo, cuando realmente no es así. Muchos trastornos requieren incluso de medicación psiquiátrica.

En definitiva, tanto el concepto de droga, como las alternativas existentes para dejar las drogas,pasan previamente por admitir que existen las enfermedades mentales. Por fortuna, ese tabú que hemos mencionado es cada vez menos pronunciado.