Contextuales
27 de Enero de 2020 | 11:09
Moda y complementos

El traje de los novios, una cuestión muy personal

Organizar una boda puede ser tan agotador que lo más inteligente sería que la futura pareja dividiera tareas entre sus principales familiares y amigos. Es decir, las personas más allegadas y confiables. Una podría encargarse, por ejemplo, de contactar con empresas de catering para organizar el banquete, el menú y la decoración del salón o del espacio al aire libre que los novios decidan alquilar. Otro, podría encargarse en sí de ese menú, o de acudir a pastelerías profesionales para escoger los mejores modelos de tarta. Otra persona, podría ir a una imprenta y solicitar modelos de tarjetas de invitación, muy importantes cuando se quiere una boda de carácter público.

Pero hay algo que, bajo ningún concepto, los novios deberían delegar en otra persona: la elección de los trajes para novios. Tanto la novia como el novio desean estar espléndidos en el día más feliz de su vida. Quieren poder mirarse al espejo, fotografiarse para el álbum oficial y para las redes sociales, y sentir que es imposible que en su pecho quepa más felicidad. Los trajes barrocos que decidan llevar a sus nupcias son, por lo tanto, una cuestión muy personal. Como mucho, es posible que tanto el novio como la novia recurran al consejo de sus mejores amigos para elegir su traje.

Al fin y al cabo, esos mejores amigos y amigas acaban siendo también damas de honor, por ejemplo, y su vestido también es importante. En cualquier caso, es la pareja de enamorados, juntos o por su propia cuenta, sobre todo, si son supersticiosos y no desean que su prometido o prometida vean el vestido con el que quieren ataviarse en ese día tan especial, la que tiene que acudir a una sastrería o una boutique para escoger de forma directa sus trajes favoritos y, finalmente, el que más le guste, para que así, puedan disponer de trajes a medidaa tiempo para el día de su boda.

Sí, las bodas pueden ser agotadoras y desde luego siempre van a requerir de un profundo esfuerzo de organización. Pero merece la pena, sobre todo, la elección de los trajes.