Contextuales
27 de Febrero de 2019 | 13:39
Asesorías y gestorías

Cotizar en Hacienda mediante un asesor fiscal

Darnos de alta como profesionales en la Agencia Tributaria tiene un aspecto positivo y un aspecto negativo. El positivo es fácil de adivinar: como profesionales legales, podremos facturar trabajos, es decir, cobrar. Sin estar dados de alta en Hacienda, no tendríamos permitido elaborar una factura cualquiera, puesto que no podríamos agregar los porcentajes correspondientes al IVA o IGIC, y por supuesto al IRPF. En otras palabras, no podríamos pagar impuestos. Lo que nos conduce al aspecto negativo de trabajar legalmente como profesionales: pagar impuestos. Es nuestra obligación como ciudadanos y, por el bien de un posible futuro estado de bienestar, debemos hacerlo. Pero cuesta.

Porque muchos de nosotros facturamos poco dinero y encima no lo hacemos de manera continuada. Eso significa que para muchos trabajadores, especialmente aquellos que proceden de sectores poco seguros, como la redacción o los trabajos creativos, cada moneda cuenta, y desprenderse de una cantidad de dinero más o menos considerable para destinarla al pago de impuestos siempre duele. Aunque no duele solo eso. Hay otro inconveniente de darse de alta en la Agencia Tributaria, y es hacerlo. ¿Qué pasos hay que dar? ¿Qué papeles debemos presentar? ¿Qué requisitos deberíamos cumplir? ¿Adónde tenemos que acudir?

Por suerte, todas esas respuestas las tienen los asesores fiscales. Cualquier asesoría fiscal de Leganés, por ejemplo, proveerá al futuro cotizante de todas las herramientas necesarias para ser profesional legal. Es decir, la gestoría de Leganés le ofrece actuar en su nombre para cumplimentar todos los trámites necesarios, lo que conducirá al ciudadano o a la ciudadana por un camino de seguridad laboral. Pero no solo hacen esto las asesorías de Leganés, sino las de toda España.

Cualquier persona que tema equivocarse con los trámites o literalmente no tenga tiempo de gestionarlos por su propia cuenta y riesgo, debería ponerse en contacto con un asesor fiscal. Es, sin duda, la mejor manera de poner en orden toda la burocracia que concierne al desarrollo y empeño de la actividad profesional. Al fin y al cabo, los asesores fiscales existen precisamente para todo eso, y no deberíamos avergonzarnos en ningún momento de solicitarles ayuda.