Contextuales
20 de Mayo de 2022 | 13:50
Asesorías y gestorías

Consejos para vender un proindiviso en Madrid

Los conflictos derivados de la propiedad compartida son siempre complejos, extenuantes y difíciles de resolver. Pero si además de ello resulta que esos conflictos tienen que ver con una vivienda en Madrid, una ciudad caracterizada por el encarecimiento general del suelo y de la compra de casas o los alquileres en general, peor aún. Lo que a simple vista podría parecer una ventaja, es decir, ser en parte dueños de algo, de repente podría verse impelido por cientos de obstáculos diferentes. En esas circunstancias, que finalmente decidamos recurrir a servicios de asesoramiento relativos a proindiviso en Madrid para vender nuestra parte, es más habitual de lo que parece. Por un lado, nos libra de un problema, del mencionado conflicto; por el otro, obtenemos un dinero de la venta que suele ser sustancioso.

Eso sí, la operación de vender parte de una vivienda es siempre delicada y exige de nosotros, como mínimo, un período prudencial de investigación a fondo de los procesos, de las ventajas y de las desventajas, de los problemas o de las contingencias inesperadas tanto jurídicas como administrativas y fiscales que podrían derivarse de ello. No tenemos por qué obligarnos a llevar a cabo en soledad dicha investigación, nuestra primera toma de contacto con dichos servicios de asesoramiento pueden tener que ver con un aprendizaje básico. De esa manera, la primera fase sería, claro está, buscar a fondo en internet empresas de compra de proindiviso; y a continuación, seleccionar aquella que consideremos más fiable, o que más se ajuste a nuestras necesidades o a nuestro «modus operandi«.

¿Hay prisa por vender nuestra parte? En realidad no. De hecho, la precipitación, como ya hemos señalado en cierto modo, puede acarrear ciertos problemas que antes no existían. Ante todo debemos estar cien por cien seguros de que estamos haciendo lo correcto, es decir, lo mejor para nosotros, para nuestros fondos económicos y nuestra tranquilidad general; y lo mejor, en última instancia, para el proindiviso y sus propietarios finales. No tenemos que llevarnos bien con ellos sean quienes sean, pero sí podemos aspirar a resolver la situación con una satisfacción plena experimentada sanamente por todas las partes.