Contextuales
19 de Febrero de 2019 | 13:18
Floristerías

Cómo facilitar el envío de coronas a un funeral

La diferencia entre organizar una boda y organizar un funeral es que el segundo nunca queremos hacerlo, pues implica la irremediable pérdida de una persona a la que echaremos de menos. Sin embargo y, por esa misma razón, solemos entender mucho más como una responsabilidad, más que como un capricho, el hecho de organizar un funeral que sea bonito y memorable, puesto que la persona que se marcha no se merece nada menos. Por eso y, aunque sea un proceso duro de afrontar y de aceptar, es importante que tengamos facilidad para informarnos sobre el tipo de cosas que podemos comprar o contratar. Un ataúd estético o una corona de flores son elementos imprescindibles que embellecerán cualquier velatorio.

Por lo general, los familiares nos responsabilizamos de la compra y elección de las coronas. Sabemos qué tipo de adornos queremos en el funeral de nuestro ser querido y, seguramente, también sepamos cuáles eran sus flores o sus colores favoritos. Cuando rendimos un homenaje a una persona que fallece, solemos tener en cuenta esos detalles que en vida parecen nimios, pero en la muerte, son más importantes que la vida misma. Sin embargo, también podemos y debemos gestionar el envío de coronas funerarias por parte de familiares lejanos, amigos y asistentes que, sencillamente, quieren pasarse a dar el pésame a la familia. Son detalles que siempre son de agradecer.

Pero hemos de intentar, aun en el duro trance que supone la pérdida de un familiar o de una persona allegada, facilitar a estas personas el proceso de envío y recepción de coronas. Por ejemplo, tenemos que saber informarles con exactitud, dónde, qué día y a qué hora se celebrará el sepelio. De esa manera, por ejemplo, cualquier persona puede tomar la decisión de enviar flores tanatorio de la m30 o, a cualquier tanatorio del barrio de la familia. Mientras más fácil y más entendible sea el proceso de envío, más coronas se recibirán, y cualquier obsequio es poco para la persona que se ha marchado. Al final, las pequeñas cosas, como la empatía de la gente, ayudan a superar la pérdida.