Contextuales
19 de Octubre de 2020 | 12:34
Industria

Cómo cambiar puertas y ventanas en edificios ya existentes

Construir de cero un edificio puede ser más fácil que remodelar uno ya existente. Al fin y al cabo, los edificios de nueva planta parten de cero, se diseñan de cero, y por ese motivo es relativamente sencillo dar con un patrón esquemático básico del cual partir para erigir el resto de los elementos que van a conformar la totalidad de la construcción. Es decir, diseñando el inmueble desde el principio, no debería ser complicado comprar puertas según las características físicas y el diseño, así como seleccionar los materiales que deberán adaptarse a la fachada exterior y a las estancias interiores. Dicho de otro modo, nada como la novedad.

Sin embargo, con esfuerzo, paciencia e imaginación también es posible obtener resultados muy óptimos a la hora de remodelar un edificio ya existente, y no crear uno de nueva planta. No será fácil porque, al existir ya una estructura básica, es decir, al tener la obligación de adaptarnos al tamaño y a la ubicación exacta de los pilares esenciales, no podemos simplemente comprar ventanas o puertas según lo que consideramos cien por cien adecuado. Porque a lo mejor lo que es «cien por cien adecuado» en realidad no lo es, ya que no se ajusta al diseño del edificio en cuestión.

Pero sí es cierto que, aunque no podamos cambiar la posición de los pilares, sí podemos redistribuir las habitaciones interiores. Para ello hay que llevar a cabo un análisis riguroso de qué paredes son maestras y cuáles prescindibles, es decir, potencialmente aptas para su desaparición y reconstrucción. Por supuesto, esto también significa otra cosa: las nuevas paredes interiores que decidamos erigir, tal vez incluso las nuevas fachadas que podamos reconstruir, ofrecen una mayor versatilidad en lo que a la instalación de puertas y ventanas respecta. Podríamos incluso considerar buscar precios de ventanas PVC si pensamos que ese es el modelo adecuado.

En cualquier caso, todo se resume en estudiar y analizar nuestras posibilidades, y en hacer sobre el papel ensayos de reestructuración de aquellos elementos o zonas del edificio que se puedan cambiar sin que afecte a la estructura base.